ENRIC BADIA - Manresa - 21/01/2008 - ELPAIS.com
La dirección de la empresa de capital israelí Iberpotash, que extrae
potasa del subsuelo de la comarca del Bages, asegura que su capacidad
para acumular residuos salinos en el exterior está prácticamente
agotada en Sallent. A la actual montaña de residuos, una inmensa mole
que preside desde el norte la planicie del Pla de Bages, le quedan
semanas o días. Un cierre temporal o total tendría consecuencias
económicas graves para la empresa y para la plantilla, formada por un
millar de trabajadores entre los centros de Sallent y Súria. La
solución pasa por el traslado de una línea eléctrica de la compañía
Endesa, lo que permitiría hacer crecer en altura una parte de la actual
montaña y dar dos años más de vida a la explotación. Esta semana la
Comisión de Urbanismo de Barcelona podría dar su visto bueno. A la
simplicidad de la exposición se añade un problema: se considera que
esta montaña de residuos, activa desde el año 1978, es la causa
principal de uno de los problemas medioambientales que tiene Cataluña,
la salinización de las aguas subterráneas del municipio de Sallent y
del río Llobregat. Permitir dos años más de acumulación de residuos
agrvaría sus efectos nocivos.
La empresa, los trabajadores y el equipo de gobierno del
Ayuntamiento de Sallent (CiU) están por el traslado de la línea y en
las últimas semanas han presionado a las administraciones para
conseguir los oportunos permisos. En Sallent se ha creado una
plataforma de oposición no sólo al traslado, sino también a la
continuidad de la montaña de residuos, Prousal!, y grupos como ERC y la
CUP, que en el pasado mandato formaban gobierno, también son contrarios
a la acumulación de sal.
El vertedero del Cogulló se creó en el
año 1978 para satisfacer la necesidad de la empresa de continuar
explotando el subsuelo de Sallent. En estas casi tres décadas, se han
acumulado 40 millones de toneladas de sal impura, en una montaña que
ahora ocupa 35 hectáreas y que es el punto más alto del municipio. La
idea inicial era que el vertedero ocupase sólo la parte deprimida del
valle en el que se encuentra, pero el depósito continuado de residuos
superó estas intenciones. En la zona donde se acumulan los residuos
existe una falla sin ningún tipo de impermeabilización, con lo que la
filtración es mucho más fácil.
En el inicio de la actividad se
salinizaron de inmediato las fuentes más próximas. Luego, en algunas
granjas de Santpedor, pueblo vecino, se moría el ganado al beber agua
contaminada. Y en el año 2002, Sallent tuvo que construir con urgencia
una planta de potabilización del agua al descubrir que sus pozos, de
donde tradicionalmente se había abastecido, también estaban
salinizados. La Generalitat ya construyó en la década de 1980 un
colector de salmueras de 100 kilómetros, desde las minas al mar, que
recogía aguas con altas concentraciones de sal y las trasladaba al mar.
Ahora ya se ha hecho un nuevo colector de Abrera al mar, de más
capacidad, y la Agencia Catalana del Agua (ACA) proyecta prolongarlo de
Abrera a Sallent.
Pero, a pesar de todo, en la situación actual
la planta potabilizadora de Abrera, que suministra agua al Baix
Llobregat y Barcelona, no logra ofrecer agua de calidad. En estos
momentos está efectuando una inversión de 70 millones de euros para
aplicar un sistema de electrodiálisis reversible con el fin de mejorar
la calidad y eliminar productos nocivos como los trihalometanos.
Las
inversiones públicas aún van más allá. Se ha adjudicado la construcción
de una cubierta para una vieja montaña de residuos inactiva en
Vilafruns, lo que reducirá la salinización en los periodos de lluvia
(está presupuestada en más de cuatro millones de euros, que aportan al
50% la Generalitat y el Gobierno central), se prevé trasladar otra zona
de residuos (la Botjosa, en Sallent) al depósito activo y se ha llegado
a un acuerdo con la empresa para mejorar la recogida de aguas del
vertedero del Cogulló para que puedan ir al nuevo colector, una
operación que también cuenta con la ayuda de la Administración. Además,
la Generalitat ha encargado estudios para analizar la posibilidad de
reintroducir los residuos en el interior de la mina, pero los costes de
esta operación superan los de extracción y, de momento, ha sido
desestimada.
Dentro de dos años, Iberpotash debe tener resuelta
la construcción de un nuevo depósito, éste aislado, para continuar con
la actividad minera. Empresa y Generalitat tienen abierta la
negociación sobre las condiciones de este nuevo depósito. La sal
acumulada se puede aprovechar en plantas de cloro. En Cardona, con una
mina abandonada, se están retirando, y en Súria se vende una pequeña
cuantía y el resto también se acumula. Para el residuo de Sallent, de
momento, no hay mercado; por tanto, para la contaminación, no hay
remedio.
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