Libro II de los Comentarios sobre la sal (1572-79) de Gómez Miedes
2, 70, 1. En primer lugar, por tanto, entre los diferentes montes de sal de toda Asia, el más notable es el Oromeno en la India, según refiere Plinio[1]. Hay también allí mismo muchos otros montes naturales de sal, de los cuales la sal se corta como si se tratara de canteras, regenerándose continuamente, y de ella obtienen los reyes un impuesto (uectigal) mayor, según se dice, que el del oro y las perlas.
2, 8, 1-5. Este poder de la sal más valioso que el del oro y otras virtudes y propiedades suyas sobresalientes hicieron que los impuestos o los tributos de sal fueran para los príncipes mucho más queridos que los demás. Incluso debido a este rango supremo de la sal por el que la sal casi se iguala con el oro, hay quienes opinan no inoportunamente que todas las salinas en general pertenecen por ley sólo a los reyes, no menos que las minas de oro, de plata y otros metales[2]; para otros, en cambio, les han sido concedidas en virtud de un privilegio y por ello cuentan la sal entre el número de los derechos reales, que los peritos en derecho llaman «regalías».[3] […]
Por esta razón los reyes antaño casi nunca perdonaban a los pueblos estos impuestos de sal, salvo que se vieran sometidos a una situación extrema de peligro, viendo sobre todo que en tiempos de guerra se llega a situaciones muy críticas. Entonces pensaban que podían ganarse los ánimos de los ciudadanos no con otro oro más valioso que con reparto de sal o con la exención de este tributo.
Se dice que esto lo puso a prueba Demetrio, antaño rey de los macedonios, cuando Alejandro, rey de Siria, le amenazaba con una guerra mortal. Aquél tenía al pueblo de los judíos como tributario durante ya muchos años, así que para retener con ataduras muy estrechas los ánimos de éstos, soliviantados por Alejandro para que desertaran, entre las cosas tan numerosas que, dignas de la magnificencia real, escribió que les distribuiría con largueza, prometió que perdonaría los pagos o, mejor dicho, los tributos de sal.
Y la generosa repartición de sal que Hernán Cortés, capitán de los españoles, enviado para someter los reinos de la India, logró y consiguió con sus ruegos del príncipe de los mejicanos para los pueblos de Tlaxcala, ¿no le sirvió de último recurso para recuperar el imperio de los mejicanos y conquistar en consecuencia tantas provincias?[4]
[1] Cf. PLIN. nat. 31,77.
[2] Cf. Recopilación de las leyes destos reino, op. cit., pp. 133-134: «Libro sexto. Titulo treze, De los tesoreres y mineros de oro o plata o cualquier otro metal y pozos de sal y bienes mostrencos y hallados. Ley II: Que los mineros de oro y plata y otros qualesquier metales pertenecen a los Reyes y lo mismo las aguas y pozos de sal. (D. Alonso XI en Alcala, era de 1386...)». Cf. et Tercera parte de las leyes del reino, Por Catalina del Barrio y Angulo, en Madrid, 1640: «Libro nono. Titulo VIII. De las rentas Reales y que ninguno las usurpe. Ley XIX: En que se incorporan en la corona todas las salinas y se quitan los limites dellas y se prohibe que no se haga sal, sino en las salinas incorporadas (Don Felipe Segundo, en Madrid a 10 de Agosto de 1564 años. Por esta ley se alteró en parte la ley 2, tit. 13, lib. VI)».
[3] El pueblo natal de Gómez Miedes, Alcañiz, disfrutaba del privilegio de poder extraer mineral de todas las salinas del Reino en todo momento, sin pagar tributo alguno, gracia concedida por Jaime I en 1250. Resulta por ello extraño que el autor no aluda en este pasaje al privilegio de la sal de su pueblo. La explicación puede ser que por aquella época Alcañiz sostuvo enojosos pleitos con Tortosa, que trataba de limitarle la gracia. El primer litigio se resolvió a favor del pueblo natal de Miedes en 1329. Pero de nuevo Tortosa suscitó la cuestión en 1540, cuestión que se iría prolongando a lo largo del s. XVI e incluso del XVII (cf. E. TABOADA CABAÑERO, Mesa Revuelta. Apuntes de Alcañiz. Alcañiz, 1969, pp. 169-170). Esta enojosa disputa pudo ser el motivo del silenciamiento del privilegio de la sal de Alcañiz en este pasaje.
[4] Tlaxcala fue uno de los pueblos que desempeñó el papel más importante en la historia de la conquista de México, pues Cortés aprovechó en favor suyo la rivalidad intensa que existía entre ambos pueblos, los traxcaltecas y los mejicanos. Cf. F. HERNÁNDEZ, Antigüedades de la Nueva España, ed. de Ascensión H. de León-Portilla, Madrid, 1986, p. 212: «Narraba los grandes trabajos que los tlaxcaltecas prefirieron tolerar a someterse a Moctezuma; como, por ejemplo, la penuria de algodón y de toda clase de vestidos de los cuales aquella región que es sumamente fría carecía; además la falta de la sal, principal condimento de todos los alimentos; en verdad decía, no había nada tan necesario a los hombres y a la que por amor de la libertad, renunciaban de mala gana. [...]».
MARCHA DE LA SAL DE GANGHI
El 12 de marzo de 1930, Mohandas K. Gandhi emprende la conocida como marcha de la sal con vistas a arrancar la independencia de la India al Imperio Británico.
En los años precedentes, el Mahatma había multiplicado las manifestaciones no violentas y las huelgas de hambre para obtener para el Imperio de las Indias un estatuto de autonomía análogo al concedido a las colonias de población europea como Canadá y Australia.
Al no conseguir resultados, ciertos miembros de su partido, el Partido del Congreso nacional Indio, se impacientan y amenazan con desencadenar una guerra a favor de la independencia.
Gandhi, para no ser desbordado, advierte al virrey de la India que su próxima campaña de desobediencia civil tendrá como objetivo la independencia. Así pues deja su ashram de los alrededores de Ahmedabad, al noroeste del país, acompañado de algunas decenas de discípulos y de un séquito de periodistas.
Después de un recorrido a pie de 300km, llega el 6 de abril de 1930 a la costa del Oceáno Índico. Avanza dentro del agua y recoge en sus manos un poco de sal. Por este gesto irrisorio y altamente simbólico, Gandhi alienta a sus compatriotas a violar el monopolio del estado sobre la distribución de sal. Este monopolio obliga a todos los consumidores indios, incluidos los más pobres, a pagar un impuesto sobre la sal y les prohibe recolectarla ellos mismos. Es análogo a la gabela que, bajo el Antiguo Régimen gravaba la sal en Francia.
En la playa, la multitud, nutrida de varios miles de simpatizantes, imita al Mahatma y recoge agua salada en recipientes. Su ejemplo es seguido por todo el país. De Karachi a Bombay los Indios evaporan el agua y recogen la sal a plena luz del dia, desafiando a los británicos. Éstos últimos llenan sus cárceles con 60.000 ladrones de sal indios.
Los indios, fieles a las recomendaciones de Gandhi, no se resisten. El mismo Mahatma es detenido y pasa nueve meses en prisión. Finalmente, el virrey reconoce su impotencia para imponer la ley británica. Cediendo a las peticiones de Gandhi, libera a todos los prisioneros y reconoce a los indios el derecho a recolectar ellos mismos la sal.
[esto es genial]
Una vez más, uno se entera de cosas que no sabía.
Es curioso (aunque históricamente siempre ha sucedido), como un pueblo, o país entero sigue y secunda a un lider...
Por cierto, creo que se podría hacer un maravilloso cuento tan sólo con este título "Los ladrones de Sal"... no sé, tiene algo... quizás sea como bien has señalado en otros artículos, la sal es como el oro blanco, y el oro por encima de las distintas culturas, siempre ha sido robado.
Por otra parte, y siguiendo con tu artículo de Gandhi en el Mar, he buscado en internet una explicación cientifica del por qué el Mar es Salado...
"¿Por qué el mar es salado?.
Publicado el 18/08/2007 08:24:05
En el principio de la Tierra, la atmósfera no consistía de las cantidades actuales de nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono, como en la actualidad. Éstos gases fueron producidos por los seres vivientes, mucho después. Originalmente, la atmósfera estaba constituída por cloruro de hidrógeno, bromuro de hidrógeno, y otras emisiones volcánicas. Algunos de estos compuestos se disolvieron en el océano primitivo, iniciando su salinización.
Desde hace millones de años, la sal en el mar proviene principalmente de los continentes. Las lluvias disuelven continuamente la sal en las rocas, que es arrastrada hasta los océanos. El agua del mar se evapora continuamente, manteniendo su nivel, por lo que la sal se acumula en los mares. El Mar Muerto, que desciende continuamente de nivel al no tener grandes ríos que lo alimenten, tiene una cantidad mayor de sal que la del mar abierto.
Este proceso continúa en la actualidad, por lo que los océanos se vuelven cada día más salados. Este fenómeno se realiza con gran lentitud, y es prácticamente imperceptible. Se necesitan miles de años para que el aumento de salinidad del mar pueda ser evidente."
PD: lo de las frases célebres te lo ha puesto Olga con mi usuario...
Publicado por: Javiland | 08/18/2007 en 08:39 a.m.